viernes, 26 de diciembre de 2014

PARQUE ARQUEOLÓGICO DE SEGÓBRICA, SAELICES

El parque arqueológico de Segóbriga es un importante yacimiento celtíbero y romano situado en torno al cerro llamado cerro de Cabeza de Griego en la localidad de Saélices (Cuenca, España). Bien de Interés Cultural declarado Monumento Nacional el 3 de junio de 1931.Pese a que la ciudad se encuentra en ruinas, su estado de conservación es más que aceptable, en comparación con otros restos ubicados por la península, por lo que su visita se hace muy recomendable, ya que nos dará una idea de cómo se desarrollaba la vida cotidiana en una ciudad de la antigüedad.
El nombre de Segóbriga deriva de dos términos de origen celtibérico, lengua de la rama celta indoeuropea. El topónimo vendría del término Sego-, que significaría victoria (prefijo también presente en el nombre de las ciudades de Segovia, Segorbe, Segeda y Segontia), y del sufijo -briga, que significaría ciudad, fortaleza. Por lo que su traducción vendría a ser "Ciudad de la victoria" o "Ciudad victoriosa".
Historia
Segóbriga constituye una de las ciudades romanas mejor conservadas y el más importante conjunto arqueológico de la Meseta. El espacio sobre el que se ubica la ciudad, impulsada por el emperador Augusto, estuvo ya habitado por culturas prerromanas como demuestran yacimientos próximos atribuidos a los celtas y que posteriormente serían romanizados.
La población se rodeó de la muralla, símbolo de su nuevo estatus de municipium. Para Hacerla más impresionante se alzaron tres puertas monumentales que se abrieron en la muralla: la puerta norte, otra al oriente, flanqueada por una gran torre octogonal y, una tercera, al occidente. A ambos lados de la vía de entrada por la puerta principal se construyó un teatro y un anfiteatro, destinados a las grandes fiestas y actos colectivos.
La puerta norte daba a una calle principal norte-sur o kardo maximus que constituía el eje de la ciudad y de la que salían las calles transversales en sentido este- oeste o decumani. Nada más atravesar la puerta principal de entrada a la ciudad se construyó el foro, formado por una gran plaza enlosada y rodeada de pórticos y de los monumentos urbanos más significativos, como la curia y la basílica.
Frente al foro, al otro lado de la calle principal norte-sur, se alzaba el templo dedicado al culto imperial. Tras este templo, la manzana siguiente la ocuparon unas grandes termas monumentales. La parte más alta debió ser la acrópolis o ciudadela de la ciudad. Pero, además, una parte del solar de la ciudad estaría cruzada de calles con casas y tiendas o tabernae.
En el año 1888 se halló un sepulcro colectivo (II milenio a. C.) de la Edad de Bronce (asentamiento celtibérico) en la Cueva de Segóbriga, excavada en piedra caliza y que se encuentra cercana al Cerro de Cabeza de Griego. Tal hallazgo fue publicado en el año 1893. En el lugar aparecieron tanto restos humanos como útiles cotidianos.
Cabe conjeturar que inicialmente sería un castro celtíbero que dominaba la hoya situada al norte de la ciudad, quedando defendido por el río Cigüela, que le servía de foso. Sus restos no han aparecido, pero un fragmento de cerámica ática del siglo V a. C. testimonia su ocupación desde esa temprana fecha.
Las primeras noticias que se tienen de Segóbriga son del geógrafo griego Estrabón, que hace una referencia muy breve y poco precisa. Sólo indica que, en la región celtibérica, alrededor de Bílbilis y Segóbriga, combatieron Quinto Cecilio Metelo Pío y Sertorio. Por tanto, nos enmarca geográficamente la ciudad de Segóbriga: la sitúa en plena Celtiberia. Cabe destacar que esta antigua zona olcade fue arrasada en las Guerras de Sertorio y sustituida por la Segóbriga romana.
A partir de unos textos de los siglos III y II se llama olcades a los habitantes de esa zona hacia las Serranías de Cuenca, hacia la Alcarria y Guadalajara se les llama lusones, y hacia Toledo, carpetanos. Por tanto, los habitantes de la zona y la antigua ciudad serían olcades o carpetanos. A 7 km se encuentra el yacimiento de Villas Viejas, identificado con la Contrebia Carbica, ciudad de carpetanos.
En el siglo I Sexto Julio Frontino, en su obra Strategemata, menciona en dos ocasiones a Segóbriga. En ellas describe el ataque realizado por el lusitano Viriato contra Segóbriga (año 146 a. C.) debido a su alianza con Roma durante la conquista de Hispania por parte de ésta. Así, en una de ellas comenta:
Viriato disponiendo sus tropas en emboscada, envió a unos pocos a robar el ganado a los segobrigenses; como saliesen éstos en gran número para castigarlos, echaron a correr aquellos, simulando que huían,...
Y en la otra, comenta:
Viriato volvió sobre sus pasos y lo recorrió en uno solo, cayendo sobre los segobrigenses desprevenidos, cuando más ocupados estaban en sus sacrificios.
Pero nada refiere Frontino en torno a la ubicación de Segóbriga.
Plinio en su Naturalis Historia, en el apartado 24, enumera los pueblos que pertenecen al Convento Jurídico de Caesar Augusta, entre los que figuran los ercavicenses (de la ciudad de Ercávica, vecinos de los segobrigenses). Más adelante, define a Segóbriga y su zona como caput Celtiberiae («cabeza de Celtiberia»), que llegaba hasta Clunia (finis celtiberiae), siguiendo un orden geográfico del Sur hacia el Norte, lo que hace pensar, junto con los datos anteriores, que la zona de Segóbriga era el límite entre los celtíberos y los carpetanos. Además indica que Segóbriga era una ciudad estipendiaria (tributaria) de aquel Conventus.
La importancia y el interés económico de Segóbriga no se limitó a la riqueza agrícola y ganadera de la zona pues Plinio describe Segóbriga y su área de influencia como el centro de la explotación de minas de "lapis specularis", piedra de yeso cristalizado y transparente, que dejaba pasar la luz y que servía en las construcciones romanas para colocación en ventanas y suelos.
En su Naturalis Historia, Plinio menciona la explotación de lapis specularis, una variedad de yeso especular traslúcido muy apreciado en la época para la fabricación de cristal de ventanas y que sería durante mucho tiempo parte importante de la economía de Segóbriga. Este mineral era extraído de minas halladas en "100.000 pasos alrededor de Segóbriga", y Plinio nos asegura que "la más traslúcida de esta piedra se obtiene en la Hispania Citerior, cerca de la ciudad de Segóbriga y se extrae de pozos profundos.
Tras su conquista romana a principios del siglo II a. C., en las Guerras Celtíberas, Segóbriga debió de convertirse en un oppidum o ciudad celtibérica. Tras las guerras de Sertorio, entre los años 80 y a. C., pasó a ser el centro de toda esa parte de la Meseta, con el control de un amplio territorio.
Su interés económico era tal que Segóbriga era el centro de control de la comercialización de estas explotaciones. Hay que resaltar la importancia de su situación geográfica por ser un lugar de paso de varias calzadas, la que unía Cartago Nova con Complutum y su conexión con Toletum y Segontia.
En tiempos de Augusto, alrededor del año 12 a. C., dejó de ser ciudad estipendiaría, que pagaba tributo a Roma, y se convirtió en municipium, ciudad gobernada por ciudadanos romanos, creciendo el estatus de la ciudad notablemente, lo que llevó a su auge económico y a un gran programa de construcciones monumentales que debió de finalizar en época flavia, hacia el 80, al que se deben los edificios públicos de ocio y la muralla (véase el apartado Construcciones de Segóbriga) que hoy se pueden admirar. La ciudad fue un importante centro de comunicaciones. De esta época también es la emisión de moneda en su ceca y la construcción de una parte de la muralla. Al finalizar el mandato de Vespasiano la ciudad se encontraba en su punto más alto, habiéndose finalizado ya las obras del teatro y el anfiteatro, y encontrándose plenamente integrada social y económicamente en el Imperio romano.
Segóbriga alcanzó su esplendor entre los siglos I y III d. C., convirtiéndose en una ciudad nudo de comunicaciones, centro agrícola y minero y capital administrativa de un amplio territorio hasta su abandono paulatino tras la conquista islámica.
Los hallazgos arqueológicos indican que en el siglo III aún existían en Segóbriga importantes élites que vivían en la ciudad, pero en el siglo IV ya se encuentran abandonados sus principales monumentos, prueba de su inexorable decadencia y de su progresiva conversión en un centro rural.
En época visigoda, a partir del siglo V, todavía debía de ser una ciudad importante, pues se conocen restos de varias basílicas y de una extensa necrópolis (según hallazgos de 1760–1790), llegando sus obispos a acudir a diversos concilios, concretamente al III Concilio de Toledo en el año 589, y el XVI Concilio de Toledo en el 693.
Su despoblación definitiva debió de iniciarse tras la invasión musulmana de la Península Ibérica, cuando sus obispos y élites gobernantes huyeron hacia el norte, buscando el amparo de los reinos cristianos, como se sabe que ocurrió en la vecina ciudad de Ercávica (Cañaveruelas, Cuenca). De estas fechas son los restos de una fortificación musulmana que ocupa la cumbre del cerro.











































Tras la Reconquista, la población de los contornos se desplazó al actual pueblo de Saélices, situado 3 km más al norte, junto a la fuente que nutría el acueducto que había abastecido a la antigua ciudad de Segóbriga. Olvidado ya su nombre, la colina que ocupaba pasó a denominarse "Cabeza del Griego", con una pequeña población rural dependiente de la villa de Uclés, situada a sólo 10 km, llegando a usarse sillares extraídos de las ruinas para la construcción de su convento-fortaleza.
Desde entonces se acentuó su paulatino abandono hasta quedar sólo la pequeña ermita construida sobre las antiguas Termas Monumentales, último testimonio de la antigua ciudad conservado hasta la actualidad.







 

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